Superar el miedo a hablar en público entrenando el cerebro
¿Cómo superar el miedo a hablar en público? Esta es una pregunta que se hacen una de cada tres personas. Has leído bien, 1 de cada 3. De hecho quienes nos dedicamos a entrenar a profesionales a soltarse para hablar en público nos topamos con la infinidad de formas puede adoptar esta fobia.
Lo realmente alentador es que podemos romper esta dinámica. Se trata de intentar engañar a nuestro cerebro para que hablar en público se convierta en una experiencia positiva, de esas que queremos repetir. ¿No me crees?, pues entonces te recomiendo que sigas leyendo.
La meditación y el Mindfulness me pusieron sobre la pista
En mis formaciones sobre ‘Comunicar con Eficacia’ dedico un tiempo a hablar del autoconocimiento. Debemos saber cómo reaccionamos ante determinadas situaciones, cómo responde nuestro cuerpo, con el fin de regular las emociones a nuestro favor. Tal y como aprendí con mi terapeuta de Mindfulness, dependiendo de cómo interpretemos una situación, así nos sentimos y así actuamos.
En una de estas sesiones hicimos la práctica de ‘La Mancha’. En esta técnica a partir de una situación, que colocamos en el centro del círculo, teníamos que definir nuestro estado fisiológico (las sensaciones de nuestro cuerpo), las emociones que nos hacía sentir, el pensamiento que nos generaba y, finalmente, la conducta que desarrollábamos.
El objetivo de esta práctica es que no actuemos de forma automática, sino que podamos anticiparnos y actuar en consecuencia. Así podemos tener dos maneras de enfocar el hecho de hablar en público, la situación que nos genera estrés. Desde un pensamiento centrado en el miedo y la parálisis o, por el contrario, desde un pensamiento motivador. Como veremos, el resultado es bien diferente.
Situación 1: miedo a hablar e público
Situación: Imaginemos que en mi empresa deciden que sea la encargada de presentar en público nuestro nuevo servicio durante una charla de negocios. ¿Qué sucede a partir de ahí?
Fisiología: Empiezo a ponerme nerviosa porque pienso que no voy a poder hacerlo y siento presión en el estómago o un calor repentino, acompañado de un nudo en la garganta.
Emoción: Realmente siento ansiedad.
Pensamiento: Pienso que no voy a poder hacerlo, tengo miedo al ridículo, a quedarme en blanco, a que se cuestione mi profesionalidad y la de la empresa…
Conducta: Como consecuencia decido no dar la charla. Y todo por la centrifugadora automática que se ha puesto en marcha en mi cerebro, que ha hecho que prevalezcan los pensamientos y sensaciones negativas al hecho de hablar en público.
Situación 2: motivación por hablar en público
Ahora ante la misma situación vamos a ver qué sucede cuando pensamos de otro modo.
Situación: Me comunican en mi empresa que soy la persona indicada para dar esa charla ante profesionales.
Fisiología: Es verdad que noto un poco de nerviosismo, no lo he hecho muchas veces y supone un reto para mí.
Emoción: Pero me gusta superarme y acepto la propuesta. Me siento motivada.
Pensamiento: Voy a tener que prepararme pero pienso que de otras he salido, además seguro que con práctica y un plan voy a poder hacerlo. Y si no, siempre puedo recurrir a un experto que se dedique a entrenar a personas en esto. Y me vendrá muy bien para mi currículum.
Conducta: Como resultado acepto dar la charla y me pongo a trabajar. Y cuando la realizo, me doy cuenta de que no lo he hecho nada mal y como regalo mi autoestima sale ganando. Y lo más importante, genero un pensamiento positivo ligado al hecho de hablar en público. Así, cuando me lo vuelvan a proponer no me lo voy a pensar, al contrario, lo aceptaré encantada y disfrutaré del momento y la situación.
Pues de eso se trata, de generar pensamientos positivos relacionados con algo que en un principio no nos gusta tanto, además nos estresa. Y ¿sabes qué?, nuestra cabeza tiende siempre a anticiparse pero con lo peor, que yo de esto sé mucho. Pero ¿sabes otra cosa? eso ‘peor’ no ocurre el 95% de las veces. O sea, casi nunca pasa y cuando pasa no es tan terrible. Que yo sepa nadie ha muerto de manera fulminante por una intervención espantosa.
¿Qué te propongo?
Que pases a la acción y que empieces a entrenar tu cerebro aceptando esos retos, como puede ser el de hablar en público. ¿Cómo? Practicando, ensayando, creando las situaciones para ponerte delante de la gente. Grábate y analízate. Acostúmbrate a tu imagen, a tu voz, tus argumentos…Y empieza entrenarte poco a poco para este reto.
La idea es mandarle mensajes positivos a tu cerebro sobre este hecho. Porque somos seres de costumbres y las costumbres las podemos entrenar y así llegará un momento que lo haremos en automático. Con sus pros y sus contras, pero disfrutando y creciendo profesional y personalmente, que es de lo que se trata.
¿Estás dispuesto a pasar a la acción? En positivo, claro.